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Construida en 1864, limita con la quebrada Chacua. La hacienda Altamar tiene gran importancia en la historia de Sibaté, y en su desarrollo social, económico. Era de la familia de Saturia García, funcionó como chichería, cervecería y campo de tejo. Con el tiempo esta floreciente hacienda agropecuaria pasó a ser propiedad de Enrique Sarmiento quien lleva loteándola los últimos 30 años.

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En este lugar, durante el segundo semestre del año, generalmente en octubre o noviembre se celebra el Festival de la chicha y el maiz.

Es habitual que los abuelos hablen de esa epoca de antaño en la que el tren pasaba por Sibaté, pero si quieres revivir la experiencia de lo que fueron las estaciones de tren, además de la alcaldía, encuentras en el límite entre Sibaté y Soacha la estación de Chusacá, que se construyó en 1916. Se encuentra en mal estado de conservación debido al incendió que sufrió alrededor del 2004, pero la buena noticia es que se encuentra en proceso de restauración.

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Si tu espíritu es aventurero o investigativo, no puedes dejar de conocer la hacienda Tequendama, la más antigua de Sibaté puesto que data de 1600, cuando sirviera de Convento de las Monjas de la Concepción. Posteriormente fue seminario y en la segunda mitad del siglo XX en su terreno se encontraron los vestigios del hombre del Tequendama, restos óseos que demuestran que Sibaté tiene más de doce mil años de historia.

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Alguna vez estando fuera de Sibaté te han preguntado ¿De dónde eres? Y cuando respondes de Sibaté, te han dicho ¡Ah del pueblo de los locos!, pues bien, la razón de ese reconocimiento está en lo importante que fue el Hospital Julio Manrique para el país desde los años 30 en que empezó a funcionar. En ningún otro territorio encontrarían la gente con la entrega para atender “la locura”. Hoy el hospital ya no funciona, pero su marca en los Sibatéños está intacta.

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De haber nacido a principios o mitad del siglo pasado, hubieras asistido alguna vez a este centro religioso construido entre 1931 y 1935, a la par que la edificación del Hospital Neuropsiquiátrico Julio Manrique. Desafortunadamente si te acercas al predio en la actualidad, notaras que personas de malas intenciones llevaron la edificación a ruinas, quedando ya muy poco de su estructura original.

Al ser inundado Sibaté por el embalse del Muña en el año 1944, el señor Eugenio Umaña y su esposa Margarita Mier donan este terreno a la comunidad para una escuela. , Esta casona era de 1834, En 1960 funciona como” Centro Educativo de Nuestra Señora de la Paz” internado para niñas. En 1963 el padre Beltrán decide trasladarlo al casco urbano, son abandonadas unas bases que iban hacer usadas para ampliación y vuelve a ser escuela.

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Es una de las pocas construcciones que se escaparon al inundamiento del Muña, está construido a la orilla de la antigua carretera de Soacha a Sibaté.

Esta escuela ubicada en predios que pertenecieron a la antigua Hacienda San Benito (1860 – 1885), acoge anualmente a cientos de policías que asisten a ese centro de educación superior para policías que visibiliza a Sibaté para el país y genera ingresos para los sibateños. Dentro de la escuela se destacan la Capilla Virgen María Inmaculada Concepción y dos casinos.

Ubicada entre la parte posterior de la escuela de Policia y la cuenca del rio Aguas Claras, la piedra de la Iglesia es un lugar magico, que te conecta con el pasado y con la majestuosidad del paisaje del presente. Es una parada obligada para los aventureros, ya que además de disfrutar de la piedra es posible hacer espeleología, para explorar las cuevas que allí se encuentran.

La cuenca del rio Aguas claras es uno de los lugares más asombroso de Sibaté, puesto que alli puedes descubrir cientos de hermosas cuevas, acampar, encontrar pictogramas y hasta petroglifos que dan sentido a la hipotesis que plantea que alli hace algunos miles de años habia un mar.

Si quieres disfrutar de unas deliciosas fresas con crema, probablemente pases por uno de los iconos de Sibaté, el Túnel, una construcción que evidencia la ingeniería civil de los años 20 del siglo XX en Colombia: el paso del tren por Sibaté, que evidencia la importancia de Sibaté en la historia del desarrollo económico y vial de la nación.

Si tu corazón es noble, sensible y quieres aportar a la niñez y la educación, puedes acercarte al preventorio infantil, fundado en 1942, está a cargo del Instituto de Hijas de los Sagrados Corazones. Acoge a niñas de escasos recursos, abandonadas o desplazadas por la violencia. Es un buen lugar para la reflexión espiritual, ya sea en su capilla o exteriores.

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Esta Quinta es una de las primeras subdivisiones de la Hacienda Aguas Claras en los años 1900, fue el lugar donde se acantonaron los ejércitos Gobiernistas en la Batalla de Sibaté. Generó empleo a las personas que vivían a sus alrededores, siendo un referente de desarrollo en la Vereda San Fortunato, donde está ubicada. Ha sido propiedad por muchos años de la Familia Guáqueta.

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Si lo tuyo es el baile y la pachanga, te gustará el “Merengódromo”, el lugar donde el campo expone lo mejor de la danza. Así que anda conectado, con la ruta cultural comunitaria para que el fin de semana en que la vereda de San Fortunato desarrolla el festival, puedas ir a mover el cuerpo y a danzar.

Una interesante aventura en la que te puedes conectar con la naturaleza y poner a prueba tu destreza para la caminata deportiva es el recorrido por el camino real del volador que fue “construido” como canal comercial y de comunicación con el camino Arango, que comunicaba a Fusagasugá con Santa fe. Por mucho tiempo fue el único camino para bajar los productos del páramo al casco urbano de Sibaté.

Si quieres observar la visión del campesino frente a la naturaleza expresado mediante la música, la mejor oportunidad que tienes, es la de participar del Festival de Voces Labriegas, en el cual la Junta de acción comunal de la vereda de Delicias premia la mejor composición inédita. El festival se desarrolla generalmente durante un fin de semana del mes de Octubre.

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Si quieres ver los rostros de la esperanza pásate por el Instituto Campestre, un lugar antiguo pero siempre lleno de niñez y juventud, puesto que desde su construcción en 1935 ha recibido los niños y niñas, en un principio del Hospicio de Bogotá y después a aquellos que no cuentan con recursos económicos o requieren condiciones especiales para brindarles educación. Recuerda que hay también hay un espacio para que tu corazón contribuya con la causa.

Durante el denominado “puente de San Pedro”, podrás descubrir lo que es Sibaté a través de EXPOSIBATÉ, durante la cual se desarrolla la tradicional exposición agropecuaria creada en 1.932. De igual forma están La Feria industrial, El Festival Cultural XIUA, el festival de la Fresa, la Feria Canina, La Feria Infantil y los concursos Dama de la Papá, Azadón de Oro e Hilo Dorado.

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Antes de entrar al casco Urbano de Sibaté te encontrarás con la Colonia, un lugar construido en 1935 para ser empleado como centro hospitalario para personas con discapacidad mental y en algunos casos física. Si entras tal vez enloquezcas, pero de amor por la vida, por la compasión por la tolerancia y seguramente descubras viendo las 700 sonrisas de los pacientes que allí se encuentran, unos seres humanos increíblemente nobles y cariñosos.

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Donada por Eugenio Umaña, tiene la misma antigüedad de la escuela de la vereda la Unión que data de 1834. Fue dada a la comunidad con fines educativos y se constituyó en epicentro de importantes actividades comunitarias y deportivas. En la capilla que se encuentra en su interior se destaca la imagen de la virgen que se le aparece a tres niños.